domingo, 15 de diciembre de 2019

Las Navidades de otros tiempos





"Aquel fue un 20 de diciembre de 1928 tan frío que a mi madre le salieron sabañones en las orejas. El regato estaba a punto de helarse totalmente y los carámbanos que colgaban de los canalones, eran estalactitas de hielo, puntiagudas y largas, de más de un metro. Laura, la señora que trabajaba en nuestra casa, mi madre  y mi hermana, estaban en la cocina preparando las perrunillas y los mantecados para llevarlos a cocer a Pedrosillo. Eran los dulces para la Navidad y las matanzas. El vino, de moscatel, de la viña del camino de Valverdejo y el aguardiente para entrar en calor.

Un año, encontré la cesta colgada de un gancho donde se colgaban los jamones, en la despensa. Me subí a una mesa y conseguí llegar a ella. Las visitas a la cesta las hacía cuando nadie me veía, pero mi madre se dio cuenta al ir a buscarlas para ofrecérselas al señor cura, que como todos los domingos, se pasaba por nuestra casa, antes de decir misa, a desayunar el chocolate y unos huevos fritos o algún dulce. La cercanía a la Iglesia era lo que tenía. Cuando se dieron cuenta de que había sido yo el culpable de que la cesta pesara menos, me cayó una buena reprimenda, aunque siempre estaba mi tía Carlina para defenderme.

Y con este frío invernal llegó la Nochebuena. Mi padre y el señor Tomás que trabajaba en casa (estuvo 50 años) se habían encargado de alimentar el fuego del hogar. Aquella chimenea gigante en una cocina de grandes dimensiones, el chisporroteo de las llamas y aquella calidez, la alegría de toda la familia, de todos los que allí habitaban, era verdaderamente hermoso. 

La cena de Nochebuena, dependiendo de la situación económica de cada familia, variaba desde unas alubias de Barco de Ávila a verdura sin más. En nuestra casa cenábamos las alubias, hoy sería impensable, pescado y turrón de piñón y de almendra de postre. El día de Navidad, podía repetirse el primer plato de la noche anterior o no, de segundo tostón o cordero y de postre turrones, mazapanes y los mantecados y perrunillas.

El día 31 de diciembre no era demasiado especial pero tomábamos las uvas de cosecha. El día 1 de enero siempre fue y sigue siendo un día muy especial para mi familia: mi santo. Solíamos comer lo mismo que el día de Navidad, pero ese día me hacían sentir el protagonista absoluto independientemente de que comenzara un Año Nuevo.

El día de Reyes en mi casa era mágico. No todas las familias tenían esa suerte. Mi madre siempre echaba una mano a los que no tenían que dejar. Cuando empecé a leer, siempre me traían un libro y algún juguete de madera que mi padre compraba en una tienda de la calle El Prior de Salamanca, desaparecida actualmente. Lo mismo a mi hermana. Mi tía Carlina también nos traía regalos, dulces y más libros.

¡¡Qué recuerdos a mis 98 años!!"

Aunque la vida traiga consigo desgracias y sufrimiento, los maravillosos recuerdos de la niñez, tanto amor, humildad y nobleza labran en cada persona lo que son, lo que nos transmiten y eso perdura siempre. Es la mejor herencia.

¡FELIZ NAVIDAD!

jueves, 29 de agosto de 2019

RAÍCES

Hace unos días leí un artículo de una psicóloga que señalaba  que “uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida”. Joaquín Sabina en su canción “Peces de ciudad” dice que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver. No le falta razón en cierto sentido, porque volver al lugar que marcó tu vida, a veces supone un trauma porque ha cambiado tanto que ya no es el lugar que quedó en nuestro recuerdo cuando nos fuimos de allí. Un recuerdo idealizado que ahora se aparta mucho de la realidad y que, a todos aquellos que un día se fueron y no han vuelto hasta ahora, les supone vivir sentimientos encontrados, aunque sean pasajeros y les hace sentir fuera de lugar, extraños en su propio lugar de nacimiento.

Sin embargo, en las localidades pequeñas, los lugares no se han modificado tanto y sus olores, a la hierba recién cortada, a la paja, a tierra mojada después de una tormenta, nos remontan a nuestro pasado y a los recuerdos más felices de nuestra niñez.

Decía esta escritora que, “en persona o en imaginación, pero siempre se vuelve, porque en esos viejos sitios se amó la vida y se vivió intensamente la inocencia”. Uno siempre vuelve para ilusionarse con algo, para compartirlo, para demostrarse que con la fuerza que le transmite, podrá hacer cualquier cosa, para dejar por unos días o momentos la pesada mochila que llevamos a nuestra espalda.

“Uno vuelve a ese lugar para decirse a si mismo y gritar al mundo que ningún otro logró hacerle sentir lo mismo. Con personas, sensaciones y sucesos muy parecidos, pero la forma en la que alcanzaron su corazón nunca fue igual”

Cuando vuelves, a veces nos mordemos las lágrimas ante cualquier recuerdo inesperado que te azota el corazón como un látigo al recordar a personas que ya no están pero que sigues sintiendo tan cerca su presencia, sus risas, su alegría y que con su  fuerza te piden que seas feliz, que mires hacia delante. Te dicen que anclarte en el pasado es como correr tras el viento y no disfrutar del presente.

Ese lugar, nuestra querida Turra, brilla más después de saber que le hemos guardado fidelidad, que con nuestra forma de actuar libre, a veces rebelde y apasionada y en otras ocasiones de forma anárquica e imprevisible le hemos hecho un regalo porque queremos a este lugar, pequeño, con unos parajes casi salvajes donde los árboles y la maleza crecen a su aire, sin control pero que nos aporta la suficiente energía para el resto del año.

Y a nuestro querido pueblo le daremos vida, la que tuvo entonces y la que tendrá en el futuro, cada año más, porque los amigos del Reencuentro queremos que así sea, vendremos cada año muchos más y compartiremos nuestras opiniones y nuestras risas sin reservas, sin prejuicios, sin límite de edad,  sólo un talante abierto y acogedor y un corazón abierto a la amistad y a la diversidad, sea por San Benito, San Juan o el Domingo del Señor.




martes, 13 de agosto de 2019

IN MEMORIAM

Turra de Alba. Martes y trece de un agosto inestable como ocurre todos los años. Serán las "cabañuelas" le decía mi padre a Mateo cuando se sentaban al fresco por la noche. Serán, decía Mateo riendo y poco convencido y mi padre reía también, todos los años lo apunto y luego se me olvida. Me parece que esto es un cuento chino, ¿no te parece Mateo? Eso creo yo, Manuel, aunque la lechuza de la alameda puede que sepa más que el calendario zaragozano...

Martes y trece de agosto de 2019. Esta tarde has vuelto a Turra, no de vacaciones sino para quedarte con todos aquellos que conociste, con los que compartiste esas tardes y noches al fresco, con Eugenia que antes había ido a pasear con tu mujer y después de cenar se sentaba con vosotros con su manta. Con Piedad, con sus risas y esa alegría que lo llenaba todo, con Jesús y María Francisca... !que bien te han acogido¡

Nuestro corazón esta tarde estaba encogido por el dolor pero alegre porque has vuelto al lugar de donde nunca te fuiste. Amabas a este pueblo con toda tu alma y a sus gentes y nosotros te queríamos a ti de igual forma. Ya estás con tus abuelos a los que tanto querías.

Tu humor fino, tu sentido del trabajo y el ahorro, el amor hacia tus hijos y tus nietos, pero también la amistad entre nuestras familias, quedará en nuestro recuerdo para siempre. Y, sobre todo, esas maravillosas noches al fresco hablando de fútbol, de las cabañuelas o del político que no te gustaba nada.

Gracias por haber compartido con nosotros tus 92 años y habernos dado una gran lección de vida.

Descansa en paz y hasta siempre.

Conchita.

jueves, 21 de marzo de 2019

TURRA DE ALBA Y SAN BENITO DE NURSIA: "ORA ET LABORA"

San Benito de Nursia (NursiaUmbría480-MontecasinoLacio21 de marzo de 547) es el fundador de la orden de los benedictinos y patrón de Europa.

"Ora et labora" (reza y trabaja) es la regla que regía y rige la vida monástica de los benedictinos.


Aunque el titular de la Iglesia de Turra de Alba en San Juan, el patrón del pueblo para unos es San Benito Abad y para otros San Juan. La fiesta religiosa era siempre el 21 de marzo. Pasados los años, los sacerdotes decidieron celebrarla el 11 de julio.

¿De dónde procede esa celebración? ¿Existió en Turra un Estudio o ermita benedictinos? ¿Cuál es el origen del llamado "Alto de San Benito" y dónde se encuentra?


Cuenta mi padre que el tio Santos tenía unas tierras que quedaban entre el antiguo camino a Galleguillos ( por encima del prado del Juncal)  y el que iba  a la finca de Valeros (entre las eras de Victoriano y el carretero del señor Marcelino). Este señor era tío, no sé en que grado de parentesco, de la señora Eulalia, Delfín y Remedios Hidalgo. Solía ir mucho a casa de mi abuelo Generoso  y contaba como había conocido los restos de los muros de la ermita en una parcela suya. Estaba situada en lo más alto de esa zona. El señor Santos hizo o se encontró hechas unas eras empedradas, probablemente  restos de aquella construcción o de otra. Cuando vendió las tierras, mi abuelo le compró algunas, entre ellas dónde en su día se había encontrado esa ermita.  

Con la concentración parcelaria  se la asignaron a Carlos García y después a su hijo José García. 

Desaparecieron entonces el camino, las eras y cualquier vestigio de aquella construcción. 

La imagen que hoy se halla en la iglesia de San Juan de Turra, procede de aquella ermita.

No es difícil pensar que si existía una ermita dedicada a San Benito, hubiera monjes de esa Orden en el lugar, dedicados al trabajo y a la oración. Estos monjes se asentarían en un lugar tranquilo, con abundante agua. Tierras de beneficencia, probablemente. Aunque la tierra en general no era demasiado fértil, si lo era la cercana a la ermita. Allí podrían tener un huerto los monjes y llevar el agua desde el cercano regato de las Cárcavas, hoyas o concavidades formadas en el terreno por la erosión de las corrientes de agua. En él manaba el agua, en otros tiempos muy clara.


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Pero en 1798 con Godoy se comienza la reforma del régimen de la propiedad utilizando como herramienta fundamental la desamortización. A esta le seguirá la de Mendizábal entre 1836-1837 y Madoz en 1855. La finalidad era disminuir la deuda pública, no una reforma social. Con Mendizábal se pusieron a la venta las tierras expropiadas a la Iglesia. Como medida previa en 1835 se disolvieron las órdenes religiosas salvo las dedicadas a la enseñanza y al cuidado de enfermos.

No es difícil pensar que debido a ese motivo tuvieran que abandonar el lugar para subsistir.

El señor Santos murió cuando mi padre tenía 6 años, cuando contaba entre 87 ó 90 años en 1927. Si nació en 1840, debió vivir el abandono en que quedó la ermita y los lugares donde habitaran los monjes.

Hoy queremos recordar al Santo todos los que estamos dispuestos a que perviva esa celebración, sea el 21 de marzo, el 11 de julio o el 17 de agosto.


lunes, 18 de marzo de 2019

LAS GRANDES FAMILIAS: "EL TÍO PÍO" Y EL "TÍO PABLO"

"El señor Pío García tenía una hermana y un hermano que yo recuerde. La hermana se llamaba Mª Luisa. Esta se casó con Francisco Ramos (el tío Faco) natural de Mozárbez. Tuvieron cuatro hijos: Rosalina,Tomás y las mellizas Ana y Fructuosa. Esta familia será objeto de otro relato.

Pío García era alto y delgado. Pío, su nieto, se parece mucho a él. Se casó bastante mayor, con Valentina Delgado de Anaya de Alba. Allí vivieron de recién casados, pero luego fueron a vivir a Turra. La casa está situada frente a la del señor Pablo y la señora Eulalia. Le tenía arrendadas las tierras al señor Andrés "el Galgo" hermano de mi tío segundo Feliciano (su mujer era prima carnal de mi padre Generoso, procedente de nuestra familia de Galleguillos). Volvió a labrar unas pocas tierras,  el resto las seguía teniendo arrendadas.

Tuvieron tres hijos: Felisa, Encarnación y Manuel. Felisa se casó con José (Pepe), Encarnación con Porfirio y Manuel con Ascensión. Con todos ellos tuvimos buena relación. Encarnación y Porfirio vivieron en la casa del señor Victoriano "el Pelicán" muchos años y mi hija pequeña y sus hijos Valentina, Lali y Pablo siempre estaban juntos. Su hija pequeña se llama Felisa. Han pasado los años y sigue su amistad sincera. Después compraron la casa heredada por un hermano de Hipólito y Paulino, hijos de Reyes. Esta era hija del tío Chanín.

Otra familia, consuegros de Pío García y Valentina Delgado, fueron Pablo Hernández (primo segundo mío y hermano de Marcelina, casada con Marcelino hijo del señor Victoriano "el Pelicán"). El padre de Pablo se llamaba Sinforiano (su mujer era prima carnal de mi padre), natural de Galleguillos.

Pablo Hernández se casó con Eulalia Hidalgo (hermana de Delfín Hidalgo). La madre de ésta se llamaba Régula que falleció cuando yo era pequeño. El padre de Eulalia, creo que se llamaba Ángel, falleció de manera trágica. Tuvieron seis hijos: Luis, Porfirio, Sinforiano, Régula, Leonor y Ángel.

Luis era muy trabajador. Era policía armada y le destinaron a Barcelona donde murió al poco de casarse.

Sinforiano estudió tres o cuatro años en el Colegio "Maestro Ávila" de Salamanca. Se marchó a Barcelona. Allí se casó con Francisca (Paquita) y tuvieron una hija, Rosa María. Actualmente residen en Barcelona. Heredó la casa de sus padres en Turra y todos los veranos venían de vacaciones. También compró la de su vecino José Boyero.

Porfirio se casó con Encarnación García, hija del señor Pio. Estuvo un tiempo en Barcelona y regresó a Turra. 

Régula se casó con Domingo, vecino de Alba de Tormes. Se fueron a vivir a Valdemierque.

Leonor (Leo) se casó con un subteniente de la Guardia Civil destinado en Soria y allí se llevó a sus padres Pablo y Régula. Allí murieron. Actualmente viven en Salamanca. Leo era muy buena persona. Ayudó mucho a mi mujer cuando mis hijos eran pequeños.

Ángel, , también se marchó a Barcelona. Allí se casó. Recientemente fallecido, en Barcelona reposan sus restos".



sábado, 16 de marzo de 2019

LAS GRANDES FAMILIAS: "LOS CHANINES" (1)

"Otra de las familias de Turra fue la del tío Chanín. El patriarca se llamaba Juan Francisco Delgado y su esposa Teresa Sánchez. Tuvieron cuatro hijos (según referencias): Amador, Sebastiana, Teresa y Agapito.

Amador vendió sus propiedades a un vecino de Larrodrigo llamado Cándido Vicente Fuentes y se marchó a Argentina.

Sebastiana, casada con Hermógenes Blázquez, natural de Tordillos. Tuvieron tres hijos: Teodoro, Domingo y Sebastiana. Todos ellos primos carnales de mi suegra Áurea.

Teresa, casada con Jerónimo Vicente, natural de Galinduste, padres de Encarnación, Isabel y Reyes. Esta última casada en Macotera y madre de Hipólito, Paulino y otro del que no recuerdo su nombre.

Agapito, casado con Mª Teresa Blázquez de Macotera y padres de Consuelo, Gabriel, Pedro, Angelita, Rosario, Laureano, Francisco (Paco) y Brígida.

Entre todos tuvieron 28 ó 29 hijos.

Comenzaré con la familia de Sebastiana y Hermógenes Blázquez. Un recuerdo imborrable fue cuando le dieron la extremaunción. Estaba jugando en la calle y el cura de aquel momento me dijo que fuera con él para llevarle el calderillo del agua bendita. Yo tendría 4 ó 5 años. La imagen de este señor agonizando en la cama, debido a un derrame cerebral, no se me olvidará nunca. Hoy sería impensable para un niño de esa edad, ni mayor.

Dejó de familia tres hijos: Teodoro, Domingo y Sebastiana.

  • Teodoro, que era el mayor, trabajaba en las tareas del campo pero también tenía ganado vacuno, porcino y bovino. Se casó con Trinidad, natural de Garcihernández y tuvieron seis hijos: Manuel, Hilario, Hermógenes, Fermín, Teresa y Eugenio. Todos nacieron en Turra. A medida que sus hijos se hicieron mayores,  fue abandonando sus actividades. Se recluía en casa. Su afición era la caza con galgos de liebres y conejos. Llegó a tener tres perros para la caza. Fue alcalde de Turra bastantes años. Vivió en Turra, alternando con Garcihernández donde explotaban las fincas propiedad de su esposa Trinidad. Teodoro vivió en una casa, hoy desaparecida, con un gran portalón. Allí murió también su padre Hermógenes.

  • Domingo estaba soltero. Vivía con su hermano Teodoro. Era muy caprichoso. Se le antojó una potra que le domó un señor de Valdecarros que se dedicaba a esta profesión. El animal se hizo famoso en los pueblos limítrofes por su manera de caminar. Domingo nunca fue un hombre que alternara con la sociedad de su entorno. Su trabajo lo dedicó siempre a la ganadería de un pequeño rebaño de ovejas que tenía con su hermano, tanto los días laborables como los festivos. Para él eran todos iguales. En el año 1954 vendieron las propiedades que su hermano y él tenían en Turra y Garcihernández y se fueron a una finca que adquirieron denominada "Montalvo Cinco", perteneciente al término municipal de Aldeatejada. Nunca más volví a saber de ellos.

  • Sebastiana, se casó con José Vicente, natural de Larrodrigo, perteneciente a la comarca de Alba de Tormes. Era hijo del señor Ángel Vicente, hermano del nuevo propietario de este pueblo, el señor Cándido Vicente al que ya he mencionado en otra ocasión. Sebastiana y José tuvieron tres hijos: Ángel, Hermógenes y Sebastián. Se dedicaron a la agricultura como sus antepasados.  Mi mujer, Eugenia, venía muchas temporadas a casa de Sebastiana. Mi suegra, Áurea, era prima carnal. En aquella época la relación familiar era mucho más estrecha que actualmente y los primos se llevaban como hermanos. Mis hijos siempre la llamaban tía Sebastiana. Hermógenes  se casó con Lidia, prima carnal de mi mujer. Tuvieron tres hijos: Teresa, Luisa y Pedro José"

jueves, 14 de marzo de 2019

UN PASADO QUE NO VOLVERÁ..., POR SUERTE.

Decía Salomón ( hijo del rey David según la Biblia) que "hay quien parece rico y no tiene nada, y hay quien parece pobre, y tiene muchas riquezas" y Javier Herrera (escritor) "la riqueza de un hombre no se encuentra en la cantidad de dinero que posee, sino en la calidad de su conocimiento y educación"  Zig Ziglar (escritor estadounidense 1926-2012) decía que "los pobres tienen televisores pequeños y bibliotecas grandes, y los ricos tienen pequeñas bibliotecas y televisores grandes"  y, por último, John Galsworthy (novelista y dramaturgo inglés fallecido en 1933) señalaba que "la riqueza es un medio para un fin, no el fin en sí mismo. Como sinónimo de salud y felicidad, ha tenido un juicio justo y fracasó estrepitosamente".

En muchos textos históricos se describe como la sociedad de la primera mitad del siglo XX y la del siglo XIX, estaba guiada por las apariencias de opulencia y poder, por la riqueza mal entendida, por la soberbia que envenenaba y destruía como un rodillo a todos los que no convenían porque se les consideraba inferiores, analfabetos y, por lo tanto,  "facultaba" para destruir sin piedad. Se manipulaba y se caciqueaba amparándose en la pobreza. Quien así obraba, reflejaba su mezquindad, su falta de principios y valores más elementales. Se reían de los demás sin darse cuenta de que esos "demás" sentían lástima por ellos, por su pobreza espiritual, deshumanizados, que ponían de manifiesto constantemente cuando actuaban, cuando hablaban, cuando vejaban a los que tenían bajo su techo.

Enemistades entre familias que llegaban a las agresiones físicas. Lucha de poder. Odio generacional que se transmitía como una herencia.

Decía un amigo mío alemán, historiador y psicólogo, que la historia de España ha sido la de lucha entre hermanos sin saber por qué se lucha realmente, la de personas que se dejaban manipular por ignorancia, la de vivir de la apariencia y ponerla de manifiesto para que todos les admirasen, engreídos y soberbios. Hoy se llamaría "postureo". Una historia de envidias, unos que quieren generarla, otros que caen en esa trampa y la mayoría que pasan de ellos. Los dos primeros no consiguen ser felices nunca y viven una vida amargada aunque aparenten lo contrario. Karl me decía  que sentía pena por ellos.

Los españoles en otras épocas, no todos por suerte, aunque todavía hay una minoría actualmente, no reflexionaba,  no escuchaba ni se dejaban guiar pero si manipular.  Los españoles nos hemos considerado a lo largo de la historia el centro del mundo y así nos ha ido. Se ha vivido del recuerdo de lo que se fue y no hemos sido capaces de defender nuestros intereses, objetivos y evaluables, frente a otros que aprovechaban esa debilidad. Esa historia nos ha enseñado y muy bien. Los españoles de los pueblos, los pocos que han quedado, han aprendido a vivir sus derechos, con orgullo. A no tener miedo y menos vergüenza.

Por suerte, aquellos tiempos pasaron. Los pueblos, aislados entonces, la " España profunda", ya no son el nido de víboras que en muchos casos fueron, dianas crueles de los foráneos. Mucha de la gente humilde de aquella época, puede dar lecciones magistrales de vida a aquellos que en su día se creyeron los poderosos y a los que los años, la vida, les ha puesto en su lugar o simplemente les ha olvidado.

Las comunicaciones, la educación y el contacto con personas con ideas diferentes, han logrado ese cambio. Somos ciudadanos del mundo. No volvamos hacia atrás.






martes, 12 de marzo de 2019

LAS GRANDES FAMILIAS: VICTORIANO "EL DIOS"

"Otra de las familias populares fue la del tío Victoriano "el dios". Ya hice referencia en otro relato a su trágica muerte. Su mujer también murió de forma trágica al igual que su cuñada. Dejó dos hijas mellizas, Ana María y Enriqueta. También tuvo un varón, pero a éste no le conocí. Se llamaba Tristán, soltero. Murió y está enterrado en Turra.

El señor Victoriano Bonilla fue alcalde pedáneo algunos años. Mi padre, Generoso, fue concejal de administración con él. Tenían buena relación.

Enriqueta Bonilla se casó con Victor Alonso y tuvieron varios hijos: Álvaro, Emiliano, Victoriano, Tristán y Victor. Con Victor Alonso estaba bastante relacionado por ser siempre mi compañero de juego los días festivos. Jugábamos en nuestra casa. Siempre estuvimos dispuestos a ayudarnos cuando necesitábamos algo uno del otro.

La casa, actualmente propiedad de mi hija Áurea, perteneció a los "dioses" que a su vez la adquirieron a la familia de los "chanines". Allí vivió muchos años Victoriano y Luci con sus hijos: Ana María, Ángel, Urbano y Lourdes. El padre de Luci, Urbano Carabias era primo segundo mío. Su padre Ángel ("el Patán") era primo carnal de mi padre Generoso.

 En Alba de Tormes seguimos la relación con sus hijos y Victor (Vitique), nos apreciaba mucho. Sentimos mucho su muerte, víctima de un accidente por la imprudencia del otro conductor en los años 90. 

Domingo se casó con Ana María  tuvieron un hijo, Victoriano. Domingo era de Galleguillos. Su familia tenía el molino. Tanto con Victor como con Domingo tuvimos muy buena relación.

Ambos quedaron viudos. En casa de Victor tuvieron un incendio muy grande, al mediodía, que dejó la casa destrozada, aunque luego la rehabilitaron". 

sábado, 9 de marzo de 2019

LAS GRANDES FAMILIAS: "LA MANCA"

"Siguiendo con mi relato llego a la familia del tío Delfín y su mujer, la tía Teresa,( apodada la Manca). Él era natural de Coca de Alba y ella hija del tío Simón de Turra. El matrimonio no fue todo lo bien que debería ser lo normal, pero no voy a entrar en la esfera privada de nadie, la cual me merece todo el respeto. 

Ella era la partera del pueblo. No había mujer en el pueblo que estuviese para dar a luz que no la avisase. Preferían que las asistiese ella antes que el médico. También iba por las casas a hacer dulces por las festividades o acontecimientos familiares. Siempre recibía alguna compensación de los dulces que hacía.

Respecto a la familia, la componían el matrimonio y sus hijos Andrés, Santos y Simón. A este último, como era el más pequeño, le cargaba con muchos trabajos propios de mujer y no de hombre. Le tenía martirizado. Hoy se vería normal, pero no entonces. Simón fue uno de mis amigos más íntimos a pesar de ser tres años mayor que yo, pero en los pueblos no se tenía en cuenta la edad sino la vecindad y estos eran vecinos de enfrente de nuestra casa.

Andrés que era el mayor anduvo siempre delicado, padecía del riñón y en ocasiones no podía trabajar. No obstante se marchó a Garcihernández a casa de un señor que se dedicaba a la venta de productos de cerdo. Todos los sábados iba a Guijuelo a comprar y vender y luego al menudeo en Garcihernández y las dehesas colindantes. El trabajo de ir a buscar los productos antes mencionados los hacía Andrés con un carro de mulas, ejercicio que estuvo realizando durante el tiempo que estuvo al servicio del patrón (no recuerdo su nombre). En este periodo se enamoró de una muchacha, Manuela, no muy jóven y acabaron en matrimonio. Tuvieron cuatro hijos: Aurora, Teresa, Nicolás y Delfín. Este último que era pura simpatía, murió en el Norte a consecuencia de un desgraciado accidente.

Santos estuvo sirviendo en casa de mis padres dos o tres años hasta que mi padre (que murió cuando yo tenía 18 años) tuvo que arrendar las tierras por enfermedad, pasándose Santos al servicio de uno de los arrendatarios hasta que su quinta fue llamada a cumplir el servicio militar. Al licenciarse tenía la graduación de sargento provisional. Si había algún conflicto en el Régimen político reinante y fuese llamado por el ejército entraría como sargento efectivo con un aumento de sueldo. Se produjo el levantamiento militar y fue llamado por el ejército. La situación empeoró y estalló la Guerra Civil, triste guerra entre hermanos llena de sufrimiento y muerte. Santos tuvo que acudir a los campos de batalla como suboficial, fue herido y estuvieron a punto de cortarle una pierna. En el hospital Provincial de Salamanca terminó de curarse. Por este suceso le ascendieron a subteniente hasta que acabó la guerra. Su destino fue el cuartel "Héroes de Brunete" en Madrid. Se casó con su novia de Galleguillos y al cabo de unos años le nombraron Capitán del Ejército, cargo que no pudo disfrutar mucho porque murió al poco tiempo. 

Simón, después de participar en la Guerra Civil, presentó la solicitud para la Guardia Civil que le fue aprobada siendo destinado en Madrid donde murió.

Un hecho que relacionó directamente a mi familia y a esta fue el siguiente:

Estaba trabajando el tío Delfín, el patriarca de esta familia como temporero en casa de mis padres. Fue a segar a nuestro prado hierba para los animales que teníamos que se hacía a hoz, porque no se usaba la guadaña, con tan mala suerte que se cortó en una mano haciéndose un corte bastante profundo. Mi madre al verle la herida, se la curó con el aceite del "Pericón" que se usaba para las heridas cubriéndola con una venda, tan bien como lo podría haber hecho un médico. Le mandamos a casa porque no podía seguir trabajando. En los días siguientes fuera por infección o nervios del herido, se le desarrolló en el rostro una erisipela que se le puso el rostro tan inflamado que sólo se le apreciaban los ojos. Pero no terminó aquí todo. Fuera por el estado nervioso en el que se hallaba u otro motivo, perdió la razón, volviéndose loco. Nadie puede imaginar como estaban mis padres de disgustados, se arrepentían de haberle contratado para segar la hierba, aunque la culpa no fuera de ellos sino de la falta de precaución de él, pero el disgusto estaba en el ambiente porque había sucedido en nuestra casa y no había disculpa que valiese.
El estado en que se encontraba el herido era violento y maniático. Tenían que atarle las manos con un cordel para que no agrediese a nadie ya que un día cogió un cuchillo de cocina y se fue hacia su mujer con intención de clavárselo. Gracias a un cuñado que vivía con ellos y a su mujer que le inmovilizaron, no pudo conseguir su fin.
Mi padre, ante esa situación, habló con su cuñado médico que le vio y le ingresó en la Casa de Locos de Salamanca. Recibió toda la atención médica necesaria y después de un año empezó a mejorar y volvió a su casa sin acordarse de nada y haciendo una vida normal"

Cuando escucho a los políticos, personas con ideas de una u otra tendencia, que no vivieron la época de penuria antes, durante y después de la Guerra Civil, hablar de ella de manera electoral, para dividir y crear tensiones, pienso en la falta de responsabilidad por desconocimiento de cuales son los sentimientos reales de aquellos que en uno u otro bando la vivieron y que no quieren recordar las atrocidades, el sufrimiento y la muerte, sino de vivir la paz de la que hoy gozan. Los que todavía viven sólo quieren que los políticos resuelvan los problemas actuales de sus nietos y bisnietos y no cubran su ineptitud con la sombra del pasado.


LAS GRANDES FAMILIAS: "EL PELICÁN"

El panorama histórico de España en la época en que nacieron y vivieron nuestros bisabuelos, abuelos y padres era el siguiente:

En 1900 el 91% de la población de España vivía en ciudades y pueblos de menos de 100.000 habitantes. Entre 1902 y 1931 tuvo lugar el reinado de Alfonso XIII, una época de regeneracionismo y revisionismo político, social, económico, intelectual y literario pasando por el pesimismo existencial de Miguel de Unamuno o Ángel Ganivet que, en sus obras, reflexionaban sobre la decadencia de España tras la pérdida de Cuba y Filipinas.

La evolución ideológica de los intelectuales osciló entre el socialismo y anarquismo hasta el conservadurismo más radical y el fascismo.

Época de inestabilidad, de movimientos obreros, en muchos casos manipulados y radicalizados por partidos o centrales sindicales extremistas, de oleadas de huelgas entre 1911 y 1912, y entre 1919 y 1920. Se limitaron las órdenes religiosas, se impulsó la Ley de Reclutamiento estableciéndose el servicio militar obligatorio, la Guerra de Marruecos (1909-1927) el llamado Desastre de Annual, la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), la dictadura blanda de Berenguer y la segunda República en 1931. En este ambiente histórico nacional y con las influencias de la Revolución Bolchevique de 1917, en los pueblos mal comunicados y con una economía de autoabastecimiento, vivían familias, en muchas ocasiones ajenas a los acontecimientos pero sufriendo sus consecuencias.

Aunque en el relato anterior mencioné a alguna de esas familias, voy a profundizar en lo que mi padre relata, fruto de sus vivencias directas. Vaya por delante el respeto y cariño hacia ellas y sus descendientes.

"La familia que vivía enfrente de nosotros y con los que nos llevávamos muy bien era la del tío Victoriano Mateos Cembellín (el Pelicán) y su mujer Luzdivina Sánchez. El señor Victoriano natural de Valdecarros y ella de La Lurda, anejo a Garcihernández. Procedían de Gallegos de Crespos, finca de los Duques de Alba,perteneciente al municipio de Larrodrigo, comarca de Alba de Tormes, donde habían ejercido de "compangueros", es decir, personas que se dedican a la asistencia y manutención de la servidumbre de la finca. Cuando la parcelaron y se dividió se vinieron a Turra de renteros, construyendo una casa el año 1921, cuando yo nací, según me contaron mis padres y la familia de esos vecinos.

Tuvieron cinco hijos: Benjamín, Marcelino, José, Joaquín y Mateo.

Benjamín se casó en Valdecarros, muriendo poco tiempo después de casarse, dejando embarazada a su mujer sin poder conocer a su hija, que la pusieron por nombre Benjamina. Su madre al quedarse tan joven viuda, volvió a casarse. Como resultado, al quedarse la niña huérfana de padre, se la llevaron los abuelos a Turra y allí la criaron.

Marcelino se casó en Galleguillos con una prima segunda mía, Marcelina. Sus hijos Heraclio y Mateo se fueron a Barcelona donde pasados los años se llevaron a sus padres mayores y allí fallecieron.

José se casó con Pilar, vecina de Pedrosillo. No era muy hábil en las tareas agrícolas o ganaderas. Mi padre, Generoso, le llamaba alguna vez cuando emergían las necesidades laborales del campo.

Joaquín se fue a los Jesuitas, pero al segundo año de estar en el noviciado lo mandaron para casa. El motivo fue porque no rendía lo que exigían en el centro. Seguidamente, pidió ir al seminario para prepararse para ser sacerdote. Después de hacerle el examen correspondiente,le admitieron,con lo cual, al final de su carrera, cantó misa. El primer pueblo o parroquia donde le mandó el Señor Obispo fue a Cereceda de la Sierra. En esta época, como en todos los pueblos de la Sierra, eran muy pocos los que iban a misa.¿Cómo iba a subsistir el pobre hombre si nadie aportaba dinero a la Iglesia? Se quejó al Obispo de Salamanca y le trasladó a La Sierpe. No obtuvo mejoría respecto a su situación anterior. La anécdota que contaba su tía, que vivía con él, fue la siguiente: Un día estando celebrando la Santa Misa(antes el sacerdote miraba al altar dando la espalda a los feligreses hasta el final en el que se volvía y decía Dominus Vobiscum), al volverse para pronunciar el consabido Dominus Vobiscum,le increpó su tía diciéndole: "no te molestes en volverte para ver al público, porque estoy yo sola". Gracias a que algunos días iban "los señoritos" de la finca de Coquilla, que además de su devoción daban donativos para el mantenimiento de la Iglesia, en este pueblo pudieron vivir un poco mejor.
Pero como la dicha no es completa, a causa de la leche, se contagió de "fiebre de malta". No pudieron ponerle remedio y cada vez iba a peor, necesitando de la asistencia especial de sus familiares que tuvieron que desplazarse al lugar. Murió cuando apenas había podido disfrutar de su nueva parroquia.

Pocos años más tarde murieron sus padres, Victoriano y Luzdivina. El de un derrame cerebral y ella de un cáncer que tenía en la cara desde hacía muchos años. Luzdivina había ido a muchos médicos, entre ellos el doctor Filiberto Villalobos. También fueron a Madrid a darse "corrientes" porque en Salamanca no había, pero no pudieron hacer nada contra esta enfermedad, aunque le alargaron un poco la vida. La pobre sufría unos dolores terribles al extenderse el tumor por toda la cara llegando hasta los ojos Mis padres sufrían tanto como ella al ver como llevaba ese dolor con tanta resignación y que le llevó a la muerte. En mi familia lo sentimos mucho al ser dos familias que se apreciaban de corazón.

Mateo era el más pequeño de los hermanos. Este estuvo soltero hasta los 30 años en la casa paterna con su sobrina Benjamina, hasta que esta se casó con otro vecino de Turra hijo del tío Mariano y la tía Bárbara llamado Manuel Buldón, buen amigo mío.
Mateo tenía una novia de Pedrosillo, hija del panadero Manuel Miñambres. Esta había estado con sus tíos Juan Manuel y Catalina, de los que ya hablaré. Esta novia se llamaba María, pero la llamaban "Mariquina". Cuando se casó tenía 19 años. Tuvieron ocho hijos: Luzdivina, Álvaro, Catalina, María, Juan Manuel, Carolina, Juana y Vicente. Todos ellos se casaron salvo Mari que ingresó en la congregación de las Benedictinas de Alba de Tormes dónde está actualmente.
Mateo, después de varios años explotando las tierras que le dejó a su mujer la tía Catalina por la asistencia que había recibido durante años de Mariquina, se marchó a trabajar de peón de albañil a Salamanca, dónde compraron una vivienda dejando abandonada la de Turra".

Cuando mi padre ve esa casa en el estado en el que hoy se encuentra, vuelven a su memoria todos los recuerdos y siente una pena inmensa.Si no se pone solución, un día será un montón de escombros. Esa casa se merece que alguno de los herederos del señor Victoriano y la señora Luzdivina la restaure y vuelva a tener la alegría de antaño.


sábado, 16 de febrero de 2019

LAS GRANDES FAMILIAS DE TURRA

"Transcurrió el año 1931 con acontecimientos que, aunque no afectaron directamente a mi familia, si fueron de cierta angustia, pues nuestros vecinos de enfrente, el señor Victoriano "el pelicón" y su esposa Luzdivina, con los que teníamos buena relación, fallecieron en el intervalo de pocos meses.

En ese mismo año murió el señor Victoriano "el dios", ocurrido el 31 de diciembre a causa de un accidente al bajarse del autobús de Salamanca. Según los presentes no quiso pagar 0,50 pts que costaba el tránsito de un lugar a otro y al bajarse encontró allí la muerte.

También ese mismo año murió el señor Gabino, el marido de la señora Baltasara, padres de Pascual, Marcelina, Matías, Crescencio, Francisca, Lujérico y otra hija de la que no recuerdo el nombre que vivía en Valdecarros. Esta familia era muy humilde pero muy buenas personas. Procedian de Peñarandilla (el señor Gabino) y de Tordillos (la señora Baltasara). Vinieron a Turra de cuidadores de ganado vacuno. El tío Gabino se dedicaba a matar perros y sobar sus pieles de los que les traían de otros pueblos y fincas de la comarca, pues la finalidad que tenían los dueños era que les facilitara piel que usaban para coser coyundas, sobeos, collares de cencerros, etc. Cuando el tío Gabino salía a la calle le ladraban los perros, yo creo que los animales intuían el fin que les esperaba en sus manos.

También en ese año se inauguró el nuevo cementerio. Lo "estrenó" un niño del señor Andrés el "galgo" y de su esposa Clotilde. Estos eran renteros de las tierras del señor Pio. Este, al casarse, se fue a vivir a Anaya de Alba de donde era su mujer y arrendaron las fincas a Andrés.
El tío "galgo", a mayores del fallecido, tenía otros hijos: Natalio, Arsenia y otra niña de la que no recuerdo el nombre. Al terminarse el arriendo, se fueron a vivir a Pedrosillo de los Aires también de arrendatarios de una yugada (tierras) donde tuvieron que afrontar una desgracia familiar. Su hijo Natalio que ingresó en la Guardia Civil, estando de servicio, en un monte al sujetar el arma junto al tronco de una encina y sin saber cómo, se disparó alcanzándole y ocasionándole la muerte. Este hecho produjo mucha consternación en Turra donde ellos habían vivido muchos años y tenía amistades".

Cuando la noche cae, el recuerdo de todos los que conocíó vuelve a su mente, con mucho cariño por todos aquellos con los que tuvo la suerte de convivir y por poder compartir sus recuerdos con sus descendientes.

Era otra época de inseguridades, de altercados y de pobreza. Suerte la de mi padre de poder relatarlo y que sus hijos y nietos puedan escucharlo.

Mi cariño muy especial y mi reconocimiento para estas grandes familias y para las que comentaremos en otros relatos, por ser capaces de vivir y criar a sus hijos en unas condiciones al límite. Es una lección de vida para nuestros hijos.